pensamiento iberoamericano

Revista de la Secretaría General Iberoamericana


Un espacio de confianza

Antón Leis

Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)

La 4ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4), que se celebrará los próximos días 30 de junio a 3 de julio en Sevilla, será el escenario para abordar la movilización de recursos para el cumplimiento de la Agenda 2030 y sus 17 objetivos de desarrollo sostenible. Este debate tendrá lugar en un contexto complejo de crisis del multilateralismo y de contracción de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) por parte de muchos donantes, por lo que el primer gran reto es salir de Sevilla con una declaración ambiciosa y con vocación de alcanzar resultados concretos que refleje un compromiso lo más amplio e inclusivo posible.  

Los temas en la agenda son múltiples y de esencial importancia, y abordan desde la reforma de la arquitectura financiera internacional, hasta la movilización de recursos domésticos, pasando por los aspectos relativos a la negociación de la deuda o al análisis del papel que deben jugar la ayuda oficial al desarrollo (AOD) y otros flujos de financiación.  

España llega a Sevilla con los deberes hechos. Con una cooperación renovada y reforzada en línea con los valores de solidaridad global, multilateralismo y cooperación internacional que inspiran la Conferencia. La Ley de Cooperación de 2023 recoge el objetivo de que la AOD española alcance en 2030 el 0,7% de la Renta Nacional Bruta (RNB). Este compromiso es muestra clara de la voluntad de incrementar esfuerzos para consolidar una agenda de solidaridad con los países socios de la cooperación española, que se encuentran principalmente en África y Oriente Medio y en América Latina y el Caribe. 

Precisamente, América Latina y Caribe, Iberoamérica, tienen una oportunidad de alzar su voz en Sevilla en favor de un nuevo paradigma de financiación del desarrollo y de la cooperación internacional inspirado en el acervo de la cooperación iberoamericana y de la mucha y buena cooperación que se desarrolla en la región. Lo hemos dicho en muchas ocasiones: el futuro de la cooperación internacional en el mundo se va a parecer mucho al tipo de relaciones horizontales basadas en la confianza y el intercambio de experiencias que los socios iberoamericanos impulsamos en la región. Desde la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) nos proponemos acompañar a nuestros socios iberoamericanos y a sus demandas en Sevilla y compartir con el resto de socios un modelo que puede ser referente también para otros continentes y regiones. No en vano, en noviembre de 2024, España asumió la secretaria pro tempore (SPT) de las Cumbres Iberoamericanas, lo que vemos como una oportunidad para impulsar este espacio como generador de posiciones y motor de iniciativas en relación con la financiación para el desarrollo. 

El espacio iberoamericano como impulsor de concepto de desarrollo en transición 

El Espacio Iberoamericano tiene una dilatada trayectoria como activo que construye comunidad. Esto implica que los Estados miembro de la Comunidad Iberoamericana, de acuerdo con sus intereses y con los valores de la horizontalidad y el respeto la especificidad de cada uno de ellos, abogan por posicionar temas clave que les incumben. Un buen ejemplo es el proceso de incidencia en relación con el concepto de Desarrollo en Transición que muchos países y agencias de cooperación hemos venido impulsando. 

La Comunidad Iberoamericana, con la iniciativa de Chile y Uruguay, que en 2018 fueron considerados como países graduados, ha venido abordando reflexiones sobre el desarrollo como un proceso que se ve influido por diferentes retos y vulnerabilidades que enfrentan los países en los ámbitos social, medioambiental y económico. El proceso de graduación implicó que algunos países eran excluidos del ciclo de financiación de la AOD por alcanzar un determinado nivel de PIB per cápita. Sin embargo, seguían enfrentando crecientes desafíos para cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y responder a las necesidades de sus ciudadanías. 

En consonancia con los valores que defiende, en la Ley de Cooperación de 2023 España hizo suyo el concepto de Desarrollo en Transición, subrayando la importancia de una mirada más amplia hacia el mundo en desarrollo más allá del PIB y valor per cápita en cada país, que son cifras que nos dan una visión muy imperfecta de la realidad del desarrollo sostenible. Si bien la pobreza extrema se ha venido concentrando en África subsahariana, otros países de Asia y América Latina se enfrentan a una particular agenda de Desarrollo en Transición, con mayor renta, pero con múltiples desigualdades y trampas del desarrollo en forma de desafíos medioambientales, sociales o de productividad. Comprobamos que en unos y otros países siguen existiendo situaciones de pobreza y desigualdades que obligan a pensar en conceptos e índices multidimensionales. La propia Agenda 2030 ha venido a reforzar ese enfoque, pues no se divide el mundo ya en países “desarrollados” y “en desarrollo” sino que todos compartimos unos mismos objetivos y desafíos. Todos somos, de alguna manera, países “en desarrollo” con independencia de nuestro nivel de renta.

Vemos con satisfacción que, con el paso de los años y fruto de numerosos debates, el concepto de Desarrollo en Transición está consolidado y hoy en día Iberoamérica aspira a liderar la construcción de posiciones en la esfera global que puedan ser consideradas en otros continentes que enfrentan retos similares.  

Como muestra de este proceso participativo, inclusivo y basado en el consenso, en 2023 los y las responsables de Cooperación Iberoamericana conformaron un grupo de trabajo para debatir sobre el Desarrollo en Transición y la medición del desarrollo. De adhesión abierta y voluntaria, este grupo, integrado por una nutrida delegación de países iberoamericanos, logró como resultado más significativo consensuar un texto de intervención conjunta en el marco del cuarto periodo de sesiones del Comité Preparatorio de la FfD4. Finalmente, la secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España, en el segmento ministerial, pudo lanzar un mensaje contundente en nombre de la Comunidad Iberoamericana, subrayando la importancia de una métrica multidimensional del desarrollo. Esta métrica debe ir más allá del criterio del ingreso per cápita y definir tanto la asignación de la cooperación internacional para el desarrollo como la generación de instrumentos adecuados para acompañar a los países que así lo requieran en sus procesos de transición al desarrollo. 

La cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular, instrumentos esenciales en estas transiciones  

La cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular no son instrumentos nuevos. Algunas organizaciones y países llevan muchos años trabajando estas modalidades de cooperación ya mencionadas en el Plan de Acción de Buenos Aires en 1978. La Agenda 2030, que consagra la visión del desarrollo sostenible como una responsabilidad compartida desde el impulso al concepto de alianzas, permite repensar estas modalidades de cooperación, desde una lógica más horizontal.  

Estas modalidades han ido adquiriendo más protagonismo, hasta el punto de estar presentes en todos los debates internacionales sobre cooperación; pero si hay un referente en esta materia es, sin duda, la comunidad iberoamericana. La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), junto con los países iberoamericanos, trabaja desde 2007 en la sistematización y el análisis de la información sobre la cooperación Sur-Sur y triangular en la región. Estos esfuerzos de captura, medición y fortalecimiento de capacidades se ven reflejados en el informe anual que en 2024 alcanzó su XV edición y que se ha convertido en una publicación de referencia internacional en la materia. Con sus quince años de historia, refleja el compromiso colectivo de la región en construir un sistema sólido, efectivo y transparente, basado en principios de equidad y colaboración. A finales de 2024 el sistema de información daba cuenta de más de 10.000 iniciativas registradas. En estos 15 años la región ha construido un sistema que aborda necesidades locales y también crea un modelo de cooperación replicable en otros contextos. 

Este documento es además una herramienta esencial para la toma de decisiones basadas en la evidencia. Además de cuantificar el número de proyectos realizados, el informe establece los sectores en que se desarrollan y extrae conclusiones sobre aquellos ámbitos que, siendo prioritarios para la cooperación iberoamericana, no tienen aún un peso tan relevante para la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular.  

Por otro lado, como fruto genuino de una cooperación activa entre los países del espacio iberoamericano, destaca el impulso y financiamiento del Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur (PIFCSS), que cuenta con la participación de 21 países de la Comunidad Iberoamericana. Nacido en 2008 en la XVIII Cumbre de San Salvador, este programa es reconocido por la calidad de sus productos y resultados y persigue fortalecer las capacidades de los países para realizar más y mejor cooperación. 

Hay todavía algunos retos por abordar en este ámbito. Por un lado, el fortalecimiento de las capacidades para poder hacer una cooperación que involucre a diferentes actores –distintos niveles de las administraciones, academia, sociedad civil, sector privado– y por otro, la articulación de sistemas extrarregionales. La cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular representan una oportunidad para conectar con otras regiones, tanto del llamado Sur Global, con quienes se puede fomentar el intercambio de experiencias y la transferencia de capacidades, como con otros países donantes tradicionales que se incorporan a estos esquemas, cada vez más circulares, en los que todos los socios de la alianza pueden aportar, pero también recibir. 

Esta lógica está en la base del enfoque que queremos dar a la cooperación triangular desde la cooperación española y la AECID. Por eso hemos lanzado un nuevo instrumento a través del cual queremos identificar retos compartidos que puedan ser abordados desde el aprendizaje mutuo. La cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular representan una oportunidad única para trabajar en temáticas no tradicionales del desarrollo, que suelen quedar fuera de los esquemas clásicos de ayuda internacional, al proporcionar un espacio más flexible. Se trata de temáticas identificadas como esenciales en las agendas de los países que participan en este modelo de cooperación, entre las cuales se encuentra el propio modelo de desarrollo al que quieren acceder.  

La AECID, de la mano de la SEGIB, apoya la visibilidad y el posicionamiento de la cooperación Sur-Sur y triangular iberoamericanas en la escena internacional, participando activamente y promoviendo foros y debates al más alto nivel; y articulando su acción con distintos socios, entre los que cabe destacar los pertenecientes al Sistema de las Naciones Unidas, la OCDE y la UE. Precisamente en Sevilla y con nuestros socios de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC), la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana (AUDA NEPAD) y la Agencia Noruega de Cooperación (Norad) hemos convocado una reunión de agencias de cooperación del norte y del sur donde esperamos tener una nutrida representación iberoamericana con el objetivo de reflexionar sobre los desafíos y oportunidades de la cooperación internacional del presente y del futuro y la necesidad de transitar a una nueva narrativa de la cooperación menos basada en la “ayuda” y más en la alianza como instrumento para canalizar la solidaridad de nuestras sociedades.

El espacio iberoamericano, generador de confianza

Los países de la región han venido trabajando en adoptar un posicionamiento conjunto sobre la necesidad de promover modelos propios de desarrollo y de reclamar apoyo para la transición a esos modelos. A esto se une la apuesta por el fortalecimiento de un instrumento de cooperación entre países del sur que responda a las necesidades de su agenda de desarrollo. Estos aspectos pueden ser esenciales para abordar la cooperación hacia la región en la próxima Conferencia de Sevilla.

El Espacio Iberoamericano se ha consolidado como un ámbito clave de concertación política y cooperación, donde los países pueden debatir y consensuar políticas públicas. Estos espacios permiten acercar posiciones y construir confianza entre los Estados, facilitando la coordinación de reformas y la adopción de compromisos comunes que refuercen la inclusión y la confianza de inversores y ciudadanos.

Un ejemplo claro puede encontrarse en el primer punto de la agenda de Sevilla: la movilización de recursos domésticos. 

Muchos países iberoamericanos están impulsando reformas fiscales para ampliar las bases tributarias, aumentar la recaudación y mejorar la equidad, elementos esenciales para fortalecer el pacto social y la confianza institucional. Estas reformas buscan no solo incrementar los recursos domésticos, sino también garantizar que el gasto público sea más eficiente, transparente y orientado a la reducción de desigualdades. La cooperación iberoamericana apoya estos procesos promoviendo la progresividad fiscal, la digitalización de las administraciones tributarias y la formalización de la economía informal, alineando los presupuestos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). 

La generación de confianza también pasa por la movilización de recursos domésticos mediante soluciones creativas, como la integración de criterios sociales y ambientales en las políticas fiscales y de inversión, y el impulso de transiciones justas hacia economías más sostenibles e inclusivas. Experiencias como la Estrategia de Transición Justa en España demuestran que es posible combinar desarrollo económico, protección social y sostenibilidad ambiental, generando empleo y oportunidades en sectores y territorios afectados por los cambios estructurales. 

Conclusión  

Ante el nuevo escenario internacional en el que nos encontramos, en el que algunos actores de cooperación se cuestionan su presencia y financiación en América Latina, será clave en el futuro cercano optar por modalidades alternativas de financiación del desarrollo. Estos aspectos esenciales serán negociados en la FfD4, en la que Iberoamérica podrá aprovechar la senda caminada para tener una voz decidida en favor de la ambición y de acciones concretas sobre el terreno. 

El Espacio Iberoamericano, a través del diálogo político, un modelo propio de cooperación, y la concertación de políticas, se posiciona como generador de confianza y motor de innovación para afrontar los retos fiscales, sociales y ambientales de América Latina y el Caribe. La FfD4 debe ser el catalizador de una alianza global para una financiación inclusiva, eficiente y sostenible, capaz de acelerar la aplicación de la Agenda 2030 y de consolidar un nuevo paradigma de cooperación internacional. 

La clave será avanzar hacia sistemas fiscales más justos, transparentes y eficientes, diseñar transiciones que no dejen a nadie atrás y movilizar todos los recursos —públicos, privados, domésticos e internacionales— para sociedades más cohesionadas, resilientes y sostenibles 

Antón Leis: Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), cuenta con una amplia trayectoria en organismos internacionales como Naciones Unidas, el Banco Mundial y la OCDE.

* Las opiniones expresadas en los artículos y videos de la revista Pensamiento Iberoamericano son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Secretaría General Iberoamericana.

La publicación de Pensamiento Iberoamericano por parte de la SEGIB responde a su vocación de servicio a la comunidad iberoamericana, contribuyendo a la difusión de los principales debates intelectuales del momento. La revista está pues abierta a opiniones diversas, sin exclusiones, fruto a su vez de la pluralidad y diversidad de visiones en el ámbito iberoamericano.

Consulte también nuestra política de privacidad, el aviso legal y nuestra política de cookies.